aplicaciones

Las pruebas de balance articular-muscular valoran el daño corporal del paciente. Con estas pruebas realizamos informes médicos periciales que certifican la movilidad, fuerza y resistencia en MMII, MMSS, espalda y también ATM.

Estas pruebas objetivan la existencia de lesiones musculoesqueléticas y, además, permiten cuantificar las pérdidas funcionales que le provocan al paciente. Así, conseguimos valorar la idoneidad de altas y bajas laborales y médicas durante los procesos de rehabilitación.

Por último, cuando el paciente no logra una recuperación completa, nuestras pruebas biomecánicas nos permiten certificar las secuelas con validez médico-legal. Esto resulta clave para solicitar incapacidades laborales y calcular indemnizaciones en casos de accidente de tráfico.

¿en que consiste?

Test de movilidad: Las pruebas de balance articular evaluan la movilidad activa de cualquier articulación en todos sus movimientos. Así, logramos determinar qué posturas y movimientos puede realizar el paciente sin riesgo para su salud.

Test de fuerza: Las pruebas de balance muscular valoran la fuerza isométrica máxima de cualquier articulación en todos sus ejes de movimiento. De este modo determinamos los pesos, cargas y esfuerzos máximos que puede soportar el paciente de forma segura.

Test de fatiga: Las pruebas de balance muscular incluyen también la valoración de la resistencia a fatiga. Con ellas evaluamos la capacidad que posee el paciente para realizar esfuerzos prolongados en el tiempo, aunque sean de baja intensidad.

validez médico-legal

Las pruebas de balance articular-muscular de UMANA han sido publicadas en el Monográfico nº24 del Boletín de Medicina Legal y Forense de la AGMF. Esta publicación certifica sus niveles de fiabilidad clínica y validez legal.

El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) reconocen las pruebas de balance articular-muscular como pruebas médicas. De hecho, el Convenio INSS/AMAT las incluye en el anexo de pruebas médicas desde el año 2007.

Estas pruebas objetivan y precisan las secuelas e incapacidades del paciente. Por ello, son utilizadas como pruebas médicas complementarias en los informes periciales de valoración de daño corporal. Actualmente existe una amplia jurisprudencia a nivel nacional en el ámbito civil y social.